Sunday, January 19, 2014

Desempleados y Sin Prejuicios [Solo adultos]



Hoy voy a compartir con ustedes algo que disfruté hace unos diez años pero que todavía recuerdo por lo mucho que me gustó.

En esos dias yo era un joven del piel morena clara y mi cuerpo estaba mejor repartido, mi vientre era plano, mi pecho sin vellos dejaba ver mis pezones de color caramelo, mi trasero era un poco abultado con unas nalgas bien redondas de tamaño regular como les gustan a los machos...

Siempre he sido bien caliente y me gusta mucho que me den por detrás. En esos dias me acababa de quedar desempleado y pasaba mucho tiempo en la calle, buscando trabajo y una que otra aventura, ese día me encontré con un joven en la tienda de videos que también estaba desempleado y que se había metido a matar unos minutos antes de volver a casa de su tío con la mala noticia de no haber hallado empleo...

-Vamos a mi casa a tomar un café- le ofrecí
-¡Orale pues!- me respodió

Al llegar a mi apartamento, le dí un paquete de revistas porno para animarlo mientras yo preparaba el café...

-Mira éstas para que no extrañes la tienda- le dije con una sonrisa ambigua

-Tus revistas estan buenas, ya hicieron que se me parara la verga- me dijo

-Ese sí que es un problema ¿te puedo ayudar a solucionarlo?-

-¿Qué, me vas a hechar una mano?-

-Hey es mi culpa, lo menos que puedo hacer es ofrecerte mi... ayuda- le dije tocándome el trasero

-¿Eres puto? casi no se te nota-

-Entonces que, ¿te animas?- le pregunté

-Yo no tengo prejuicios, ando bien caliente y tus nalgas me gustan- me dijo y entonces me abrazo haciendo que me sentara sobre él en el sofá...

Si él andaba caliente, yo vivía en un estado de calentura perpetua, entonces el joven empezó a acariciarme, primero por encima de la ropa y luego procedió a desabrochar los botones de mi camisa, su mano se apoderó de mis pechos amasándolos con un poco de rudeza, yo me quité la camisa y él se puso a lamer mis pezones mientras una de sus manos llegó hasta mi trasero y comenzó a masajearlo, estimulando la raja de mi culo con sus dedos.

Sus caricias me llevaron al máximo de la calentura, me moría de ganas de que me zingara, le quité la camisa y le desabroché el pantalón, él también estaba muy excitado, su verga estaba bien parada, muy dura. Me hinqué y le dí una rica mamada...

-Mamas bien rico, cabrón, chúpamela todita- exclamó entre gruñidos el macho que gozaba de la carne de mis labios y el calor de mi lengua.

-Voltéate para morderte las nalgas- me dijo ahora con una confianza repentina y cuando me puse en posición me hizo sentir su boca, su corta barba me hacía cosquillas sobre los huevos mientras su lengua recorría la orilla de mi culo, el muchacho me tenía listo, así que le pedí que me cogiera ya...

Recostándome boca abajo sobre el sofá le ofrecí mi trasero, él se me acercó -Ummm, que culo tan rico tienes, te voy a echar un palo que te va a encantar- dijo al hacer resbalar sobre la ranura de mi culo su brillante, dura y babosa verga, enseguida comenzó a hacer movimientos como si me estuviera pistoneando, bien duro estremeciendo mi trasero con cada empujón que me daba pero sin metérmela todavía...

Su verga no era descomunalmente grande pero era gruesa, fuerte, potente y sus embestidas me hacían sentir más y más ganas de tenerlo adentro, de repente mi joven amante se detuvo me hizo cambiar de posición... levantó mis piernas para ponerlas sobre sus hombros y pegó la punta de su verga en mi agujero...

-¡Dámela ya papacito!- le supliqué al sentir que estaba por culearme

-Estate quieto, te la voy a meter y tienes que gozarla, te lo voy a hacer despacito mi amor- me tranquilizó empujando la cabeza de su miembro en mi ano, me quedé inmóvil tratando de relajarme al máximo mientras él forzaba la entrada de mi culo con su durísima pinga...

Finalmente mi huequito se abrió y pude sentir su gran bicho metiéndose en mí, la penetración me dolió pero no tanto como pensé que me dolería.

El muchacho se detuvo por unos segundos y luego comenzó a moverse muy lentamente, suavecito, haciendo que mi esfínter se dilatara poco a poquito. Yo estaba un poco adolorido y no podía moverme mucho pero él sí...

Cuando ya estábamos cubiertos de sudor, volvió a voltearme, me afianzó por las caderas y me volvió a penetrar, esta vez con mayor facilidad, fue apurando paulatinamente su vaivén, entrando y saliendo de mi culo que con cada empujón se abría más y más...

El jovencito se quedó encima de mí, pistoneándome por el culo más de media hora y finalmente me la sacó y me volteó, siguió estimulándose la verga hasta que acabó sobre mi pecho, los chorros de semen fueron tan fuertes que me llegaron a la cara, la boca y el cuello...

Me dijo que hacía 3 meses que había cogido con una maestra de su pueblo, se baño y se fue, no lo he vuelto a ver, pero ¡como me gustaría hacerlo!

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