Wednesday, May 01, 2013

Un Recuerdo Del Spa




Selvio estaba dándose un regaderazo en el club cuando sintió unas manos por atrás, sintió unos dedos inquisidores cerca de su abertura anal y su eterna, y casi enfermiza, disposición al placer le hizo aceptar las caricias sin siquiera mirar al que se las proporcionaba.

Comenzó a retorcerse, abrió los ojos y fijó su vista en el miembro varonil de aquel desconocido, estaba bien parado, la punta se encontraba caliente y goteando ese dulce lubricante natural que segrega la verga cuando se apresta a prestar su vigoroso servicio. 

El desconocido le abrió las piernas a Selvio y le clavó el miembro duro entre las nalgas, Selvio estaba bien prendido, extasiado al sentirse así penetrado, con movimientos lentos, el fierro entraba y salía, su respiración se agitaba y no podían contener los gemidos de placer que salían de sus bocas. 

Mientras le tenía ensartado de esta forma, se dio cuenta de que si apretaba mis piernas y se movía, sentía un placer mayor, cuando la punta de esa durísima tranca oprimía cierta parte dentro de él, esa presión le hacía sentir que iba a alcanzar el punto máximo del placer, pero entonces el desconocido se calmaba, disminuía el ritmo y movía su miembro en círculos, Selvio lo tomaba con gran gusto y placer... 

Sus nalgas se apretaban tratando de hacer gozar más al valiente desconocido, no quería que parara, pero penso que estarían más cómodos en el cuarto... 

- Vámonos al cuarto - le dijo, mientras él aumentaba el ritmo de sus empujones 

- ¡¡Quiero venirme en tu boca!!! - murmuró el hombre en su oído 

- Sí, dámelo - rápidamente se la sacó, se arrancó el condón, se dió una enjuagada veloz y mientras Selvio se incaba y abría la boca se la metió en ella, la verga del desconocido estaba babeante, Selvio la tomó con la mano y la apretó para ordeñarle el semen, pronto disparó un chorro caliente que se tragó gustoso, después de secarse se fueron al cuarto. 

Se recostaron en la cama, se le paró de nuevo pero estaba un poco cansado, no pudo penetrarlo con la fuerza de antes y prefirió salirse de él para complacerle de otra manera... 

Separó sus nalgas y poniendo su cara entre ellas, comenzó a lamerle el ano y a morder el interior de sus glúteos y toda esa parte de su trasero, Selvio no podía contener unas contorsiones de placer... 

Esa insolente y juguetona lengua se movía en todas direcciones y sus labios succionaban la entrada de su culo provocándole unas convulciones muy cachondas, él sabía que Selvio quería sentir algo duro en su orificio así que metio su dedo en el agujero y siguió mordiéndole las nalgas, no supieron cuanto tiempo estuvieron de esa manera, pero cuando el desconocido se sintió listo, se irgió, y le metió la verga, una y otra vez, hasta que volvió a venirse. 

Fué una de las mejores experiencias de Selvio, una que recordaría siempre, de hecho, algunas noches le gusta recordarla, revivirla en su mente, para gozar de ese cuerpo de nuevo y al hacerlo toca su pecho y sus nalgas, piensa en él, en lo que le hizo sentir aquella vez y se encamina solo al borde del clímax.

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